“Sàtira popular Valenciana: barbaritat i Rokambol” d’Isra Pedrós”
Amb motiu de l’Exposició de la Premsa Satírica de la Biblioteca Valenciana, m’han publicat un article. “Sàtira Popular valenciana: barbaritat i Rokambol”. Vos copie a continuació el resum i vos recorde la font per si voleu llegir l’article complet (en la web de l’Exposició el teniu tant en la mateixa web com en PDF per la seua descàrrega)
Resum
Aquest article planteja una reivindicació de la definició de la sàtira des d’una perspectiva social i popular en contraposició amb altres enfocaments més estilístics, fent un breu recorregut per algunes obres satíriques valencianes que serien els referents d’eixa perspectiva d’anàlisi. Les obres satíriques estudiades s’enceten en el Segle d’or, recorrent el segles XIX i XX, per arribar fins l’actualitat, on es presenten els nous canals oberts, i en concret la cybersàtira, analitzant el cas de la web satírica de Rokambol.
Enllaç a l’article complet: “Sàtira popular Valenciana: barbaritat i Rokambol” d’Isra Pedrós”
Vos recorde a més que l’Exposició continua oberta fins a Reis, i que en les activitats cada dos dijous es fan taules rodones a les que venen gent famosa i molt interessant.
Reseña de “El cura y los mandarines” de Gregorio Morán
Reseña de “El cura y los mandarines” de Gregorio Morán*
Este libro es el que muchos quisiésemos escribir, incluso asumiríamos encantados sus fallos.
Sorprende que no se hubiese escrito nunca. Es un manual sociocultural – de historia y literatura, para los que no estén acostumbrados a las últimas tendencias en etiquetas – que abarca desde 1962 a 1996. Es un manual por toda la información que contiene, mucha inédita y porque su índice onomástico debiera ser una guía de referencia obligatoria de periodistas y universitarios, como mínimo. Y además está brillantemente escrito, tomando de referencia una novela china de dónde copia el subtítulo. Pero todo eso es solo un daño colateral de su característica principal: una pregunta que quiere resolver y que es motor incansable a lo largo de las 700 páginas. ¿Por qué la mayoría de los intelectuales se hicieron conservadores o reaccionarios?
Pero como decía, no es solo por lo que sabe por lo que quisiésemos haberlo escrito sino por cómo está contado. Está narrado, y de qué forma, por un escritor y no por un estudioso. Gregorio Morán es un narrador peculiar, porque te habla de tú a tú, a veces con ironía y a veces con la soberbia de la rabia. Pero siempre hay una nota al pie puntual, guardaespaldas de cada afirmación. Se ha leído hasta la última novela del falangista trepa que le publicaron y que ni el mismo autor se atrevió a leer, solo para hacer una broma. Lo ha hecho para proponer relecturas de autores grandes y pequeños, para que no sigamos repitiendo opiniones prestadas de los libros de texto de literatura del colegio. O para que las cuestionemos.
Siempre se ha criticado al “abuelo cebolleta” que contaba batallitas. Pues Gregorio Morán lo es en el mejor sentido. Puedes asistir como lector embobado aprendiendo cosas sin parar, y aprendiendo las cosas que no se cuentan, los entresijos del contubernio de Munich o Fraga montando El País desde Londres, ese periódico que creíamos que era progre. O los montajes de Cela y de un excura que se hizo duque y estuvo detrás de cualquier evento. O desteñir los mitos, como el de aquel luchador que salió de la cárcel y montó un banco, mientras lo pusieron de presidente de la Generalitat. Pero también cosas pequeñas, como descubrir poetas olvidados, reencontrarse con Tiempo de Silencio o con la entereza de Max Aub, o descubrir cómo se gestaron tantas cosas en Santander, que aguantó mucho más tiempo que sus vecinas como republicana porque se les olvidó, o cómo desde ahí se urdían conspiraciones y pactos extraños.
En conclusión, el libro traza nuestra doble tragedia cultural y política que parece casi kafkiana. En 1962 los vencedores deciden perdonar ellos a los vencidos, y cuando llega la democracia, son los hijos de los vencedores los que perdonan a sus padres. Y en ese extraño síndrome de Estocolmo seguimos. Que el libro empiece en el 62 no es casual. Pero eso ya casi mejor léanlo en el libro que le recomiendo. Así como las sabatinas intempestivas que escribe los sábados en La Vanguardia, donde pueden hacerse una idea de la talla del autor.
Israel Pedrós Pastor

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